URUAPAN 31/03/24
Las Aguadoras, el tradicional ritual, en la Rodilla del Diablo.
RED 113 MICHOACÁN/Redacción
Uruapan, Mich.- 31 de marzo de 2024.- La leyenda atribuye al río Cupatitzio, cuando dejó de
murmullar como antes, quedando seco; los campos verdes sin agua, estaban
tristes y amarillos. Hubo angustia, pena, ruegos y llantos. Hasta que un día,
Fray Juan de San Miguel, se puso a meditar esta desgracia, sus ojos volteaban
al cielo y sus plegarias, como sus rodillas, no dejaban de tocar el suelo. Un
rayo divino hizo que sonaran las campanas y la gente se juntó.
Esta es la leyenda que da
vida a Las Aguadoras, quienes hicieron una procesión con la Virgen y las
doncellas del pueblo, las Uananchas o muchachas que la custodiaban hasta llegar
al manantial, donde nace el río Cupatitzio, que estaba seco y triste; se oró y
Fray Juan de San Miguel, roció agua bendita entre las rocas del cauce vacío.
El suelo se sacudió y se
estremeció, surgió entonces un fétido olor a azufre y de lo más profundo, se
escuchó un grito lastimero y surgió del interior la figura de Satanás, que
retrocedió espantado, en su huida, cayó hincado en una roca que aún conserva la
oquedad, una rodilla marcada del príncipe de las tinieblas.
Y de nuevo brotó el agua,
y desde entonces, no deja de murmurar el manantial del Parque Nacional
“Barranca del Cupatitzio”; las doncellas y las Uananchas, aún conservan el
ritual de llevar agua en sus cántaros de barro de Patamban a bendecir al templo
de la Inmaculada Concepción de María, en el centro de la ciudad, para luego,
llevar a sus respectivos barrios y distribuirla para que nunca falte.
Este domingo, en el marco
del Tianguis Artesanal, una vez más se ha cumplido con el ritual, Las Aguadoras
de los barrios fundacionales de Uruapan, llenaron sus cántaros con agua del
manantial de la Rodilla del Diablo, donde agradecieron a los cuatro elementos,
aire, agua, fuego y tierra, entre el humo de copal y el sonido del caracol,
agradecidos por el agua que da vida a Uruapan y la región, siga brotando aquí,
donde nace el río Cupatitzio.
Elegantemente ataviadas
con el traje tradicional purhépecha, huaraches y una larga trenza en la espalda
con vistosos listones; en la cabeza, un uancipo de hojas de maíz, que sostiene
el cántaro de barro con agua, adornado con flores de alcatraz, dulces y
rompope, entre otros productos.
Tras llenar de agua los
cántaros en el manantial Rodilla del Diablo, se concentran ante el busto
erigido en honor de Fray Juan de San Miguel, de donde parten en desfile,
ordenados por contingentes, cada barrio con su imagen patronal y una banda de
música que interpreta temas purhépechas.