Morelia, Michoacán, a 25 de marzo de 2016.- Desde la Secretaría de Innovación, Ciencia y Desarrollo Tecnológico (Sicdet) se plantea desarrollar una serie de estrategias encaminadas a favorecer la proximidad entre los actores del sector académico, empresarial y de gobierno, para impulsar la reconversión productiva de la entidad a partir de sectores emergentes con alto valor agregado y contenido tecnológico.
Una de estas alternativas es crear Polígonos Tecnológicos o Espacios Regionales de Interacción para la Innovación (ERIINN), enfocados en potenciar las capacidades y las vocaciones de Michoacán en un entorno donde ingresen ideas y necesidades, generándose derivaciones, empresas de alto perfil innovador, productos, servicios, componentes y materiales de alto contenido tecnológico.
Ejemplos de este modelo son los parques científicos y tecnológicos, las agencias de innovación, fundaciones y asociaciones público-privadas cuyos fines están directamente relacionadas a la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación.
Quizá el modelo más identificable a nivel mundial sea el de Sillicon Valley, en Californa, primer territorio en impulsar acciones de este tipo y lideradas por una Universidad, misma que es el referente global en tecnologías de la información, a la par de una de las regiones con mayor ingreso, al tener un PIB per cápita superior a los 100 mil dólares por año.
Otro ejemplo similar es Sophia Antípolis, en el sur de Francia, que pasó de ser una región con vocación turística y agrícola, a una ciudad del conocimiento basada en la ciencia y la cultura, bajo la figura de una fundación en la que coexisten universidades, empresas de base tecnológica (muchas de ellas incubadas en la misma región), centros de investigación, parques, museos y conjuntos habitacionales o, como ocurre en el País Vasco, en España, que tras sortear una profunda crisis económica consiguió una transformación radical mediante una adecuada política científica y tecnológica centrada en la articulación entre la academia y la empresa; logrando un crecimiento de su PIB en un 144% entre 1998 y 2008.
Estos modelos no persiguen reemplazar las economías tradicionales, sino reconvertirlas en economías del conocimiento, en áreas y regiones con potencial para albergar negocios innovadores con emprendimientos locales e impulsar la idea del desarrollo regional, capacidades locales y economías solidarias.
De tal suerte que en Michoacán, señaló la encargada del despacho de la Sicdet, Patricia Flores Anguiano, existe potencial para crear nuevos sectores emergentes, que permitan transformar la economía hacia una basada en el conocimiento, por ejemplo, con el puerto de Lázaro Cárdenas, que fue propuesto por el Presidente de la República para ser considerado como Zona Económica Especial, dado que tiene el potencial de pasar de ser únicamente un punto de enlace logístico en el comercio mundial a uno donde se genere ciencia y tecnología en torno al desarrollo de software y dispositivos de alto valor agregado para el comercio internacional, lo que se traduce en última instancia en mejores condiciones de vida para la población.
Así, abundó, compañías locales formadas por talento michoacano, academia e industria trabajando en conjunto, sociedad civil plenamente involucrada, investigación, desarrollo e innovación como valores para el desarrollo y el acompañamiento permanente de las políticas públicas y el gobierno en todos sus niveles, permitirán generar estos Espacios Regionales de Interacción para la Innovación y detonar así las bondades de una sociedad y una economía plenamente basadas en el conocimiento.